domingo, 5 de octubre de 2014

La disciplina

El ser humano, es el único ser vivo que puede tener sentimientos, un lenguaje y conciencia. Durante toda la historia, hemos llegado a construir ciudades, herramientas, distintas culturas e incluso desarrollar leyes que describan el mundo; pero este comportamiento, el querer saber más que posee la raza humana, necesita unas reglas de comportamiento y unas normas que muestren cómo hacer las cosas.
Además, en la vida cotidiana, como humano social, es necesario tener ciertos patrones de comportamiento y actitud. A estas normas, las llamamos disciplina.

La disciplina es imprescindible para la formación de cada individuo, y durante la educación de este, debería ser imprescindible instruir para adoptar una disciplina que permita al individuo comportarse de una manera adecuada en ciertas situaciones, y por lo tanto, la idea de una formación tanto intelectual como de comportamiento me parece necesario para todos los individuos.
En cuanto a la cuestión de si es necesaria la disciplina en la educación, estoy a favor porque, a pesar de que los padres son, en un principio, los encargados de dotar a sus hijos de esta disciplina, pienso que es necesario que haya una enseñanza disciplinaria suplementaria a la de los padres, porque estos no son siempre capaces de ofrecer a sus hijos esta disciplina, además, existen casos en los que, ciertas familias, no poseen una cierta cultura o disciplina, por lo que en las escuelas e institutos debería ofrecerse una educación disciplinaria necesaria, y es que en dichos casos, resulta imposible ofrecer una educación intelectual, si no se posee dicha disciplina.

A pesar de todo esto, una imposición de este patrón de comportamientos, llevado a un punto que no sea compatible, puede hacer que este no quiera seguir esta disciplina, y eso sucede y se puede apreciar en los últimos cursos de educación obligatoria: gente sin estudios, y con un comportamiento desagradable. Por esa razón, creo que la disciplina debería transmitirse de una manera, que en ved de imponerse al individuo, le sea compatible con su vida, pero siempre aportando los valores mínimos de respeto y educación. Por ejemplo: tenemos a tres alumnos; el primero muestra mucho interés por la materia, el segundo muestra un desinterés pero estudia por obligación de sus padres, y el tercero se esfuerza mucho por sacar buenas notas, la disciplina no debería ser la misma para los tres alumnos: al segundo se le puede ayudar a que adopte un interés por el tema y enseñar normas de comportamiento, al tercero se le puede ayudar a que le sea mucho más sencillo el entendimiento, y finalmente al primero ejercicios de aplicación para aprovechar sus condiciones; pero si tenemos que aportar esta disciplina en un centro escolar o en algún sitio donde haya mucha gente con distinto carácter, esto se complica, porque se va intentar ayudar al segundo, que es el que más lo necesita, mientras que el primero no puede ampliar conocimientos. En estos casos un instituto puede ofrecer una disciplina general, y no particular como bien podrían hacer actividades extraescolares o principalmente, los padres.


En definitiva, aunque impartir una cierta disciplina sea siempre necesario, tiene mucha importancia la manera en la que se imparte esa disciplina, por lo que, al fin y al cabo, el mayor exponente de esta disciplina son los padres y la gente con la que se relaciona el individuo.

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